EL MITO DE LAS HORMONAS.

Desde el siglo pasado hasta nuestros días, el progreso genético, nutricional, sanitario y las prácticas de crianza, han permitido que el pollo tenga un ciclo de vida breve, alcanzando un notable desempeño productivo en el mundo entero.

En los años cincuenta, un ave tardaba 5 meses en llegar a la edad de faena, más o menos de 2 kilogramos de peso, para ello eran necesarios 5 kilogramos de alimento por peso vivo. Hoy en día, en Pollos Eldorado, nuestros pollos alcanzan un promedio de 1.960 gramos en tan solo 37 días, y el consumo de alimento por ave es de cerca de los 2.760 gramos.

Esto se explica en parte, gracias a los estudios de Henry Wallace Jr. y su padre (M. de Franceschi, 1999), quienes empezaron a cruzar razas de aves puras, con base en dos principios fundamentales que permitieron el mejoramiento continuo del desempeño zootécnico de las aves: por un lado, los genes que los individuos heredan de sus padres y, por el otro, la amplitud de una interacción que estos genes tienen con el medio ambiente. Paralelo al avance genético, mejoró el manejo nutricional de las aves, mediante alimentos balanceados fabricados con ingredientes de composición conocida, con maíz, soya y sorgo, como principales materias primas.

Toda producción animal se sostiene sobre cuatro pilares: genética, nutrición, sanidad y manejo. Los dos últimos surgen con la evolución de las dos primeras, mediante la adopción de programas de protección y prevención de enfermedades, controles de temperatura, humedad y densidad, que permiten el sano crecimiento y desarrollo de las aves. Varias son las razones por las cuales no se emplean hormonas en la producción de pollos, como, por ejemplo, que no tienen posibilidad de producir efecto alguno en estos animales, que sería un proceso costoso y que por norma, está prohibido hacerlo a escala mundial (M. de Franceschi. 1999).

La carne de ave es un alimento fundamental en la nutrición durante todas las etapas de la vida, por su aporte en proteína de alto valor biológico, vitaminas como tiamina, riboflavina, niacina, piridoxina, cianocobalamina y minerales como hierro, fósforo, zinc y calcio. Es versátil en su preparación y de accesibilidad económica si se compara con otras carnes en el mercado. Por todo ello, el pollo merece ser visto como una alternativa sana y segura, dejando cómo FALSO el mito de las hormonas.

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